martes, 13 de noviembre de 2012

De Diciembre.

Y lo que más recuerdos me trae es el aroma a papel quemado.

Desde chico siempre tuve la fortuna (que pocos pueden tener, ya que ustedes no son veracruzanos y nunca sabrán la alegría...) de quemar cohetes en diciembre. Toda mi infancia se reduce a esperar durante todo el año diciembre, llegar a los puestos gigantes de "los bomberos" que en esa época estaban llenas y llenas de diferentes fuegos artificiales, chispas, colores, estruendos, comprar una bolsa de ciento cincuenta o doscientos pesos en puros cohetes y quemar ese dinero.

Mi papá siempre me dijo que quemar cohetes era quemar dinero, un dinero que definitivamente y literalmente se convertía en humo y CO2 para la atmósfera.

Pero eso nunca nos importó en realidad.

Todos los años ocurrió la bonita (y flamable) costumbre de quemar cohetes, no hubo un año en el que no quemaramos, a pesar de las crisis y eso, mi papá nunca nos decepcionó a mi y a mis primos en ese único mes en el que nos sentíamos como los reyes del mundo... con fuegos artificiales en la mano.

Todos los recuerdos que tengo de esas noches de Navidad y Año Nuevo se resumen en una sola cosa... el aroma a papel quemado.

El año pasado (de entrada al 2012) me quedé aquí en Querétaro y trabajé el 25 y el 31 de diciembre. Y no es para que sientan pena, pero quiero aclarar que desde ese momento sentí una aversión increíble a trabajar esos días, de noche, sólo, en un lugar que sabes no es tuyo y la única familia con la que convives se pelea cada cinco minutos. Ahora cada vez que pienso en la pobre gente que tiene que trabajar esos días recuerdo los días en que estuve en esa posición y me compadezco, algo que no he sentido durante eones.

Espero este año sea la diferencia, aunque no lo creo ya que la verdad eso de viajar ahorita es para ricos con aviones y yo no soy un rico con avión... aún.

¿Y el aroma a papel quemado? Bueno, llegó en forma de una hoja de libreta que contenía unos garabatos que no recuerdo, pero que ya estaba quemada. 

Olí la hoja y los recuerdos se desataron.